“Cansada de besar sapos y los príncipes no eran príncipes y los sapos insistían en ser sapos”
Érase una vez una doncella como cualquier doncella normal, con mas ni menos atributos que lo normal, contaba con un palacio de dos ambientes pero propio, un carruaje de cuatro ruedas, viajaba por el mundo, tenia amigas, ganaba su dinero y visitaba a su madre a diario, pero le faltaba algo… y si , como en todo cuento, las doncellas buscan su caballero valiente, las princesas buscan su príncipe y las reinas, bueno las reinas se divorcian de los reyes porque descubrieron que la pasaban mejor con el jardinero pero eso forma parte de otros cuentos.
Como quien busca un tesoro perdido nuestra doncella se adentro en la aventura de encontrar a su caballero valiente, un príncipe, un compañero de andanzas.
Así asistió a fiestas donde encontró varios candidatos de armaduras relucientes pero sus armaduras eran tan relucientes que encandilaban y escondían la persona del caballero.
Así conoció al príncipe atormentado por épocas pasadas, el lloraba cada relación, afrontaba una nueva y lloraba la anterior y cuando la nueva relación se cansaba de esta situación el príncipe lloraba recién por ella.
Como en ese momento a la doncella era simplemente una especie de aspirante a algo y el príncipe llevaba la carga de todas sus relaciones , hecho que la doncella no soporto, revolvió por su salud mental dejar que el príncipe siga lamentando sus elaciones pasadas, porque nuestra doncella no tenia la paciencia de esperar que el príncipe se lamentara por ella..
Después conoció príncipes itinerantes, relucientes y soñadores pero sus sueños eran tan magnánimos que no cabían en la realidad de la doncella y ninguno pasaba la prueba de asentarse territorialmente sin otra razón mas que el amor incondicional de la doncella.
Como ningún príncipe arriesgaba su corazón la doncella no sabia como hacerlo hasta el día en el que llego otro príncipe, quién despertó las esperanzas de la doncella, la lleno de promesas y por primera vez ella se sintió capaz de todo, pero este príncipe era un príncipe vanidoso y no podía dejar de amarse a si mismo y ese sentimiento era mayor que el que podía sentir por la doncella y constantemente probaba su vanidad con otras doncellas y nuestra doncella dejo de sentirse especial y se alejo para siempre de ese reino.
La doncella conoció al príncipe aventurero, sagaz y cordial, peor este príncipe amaba demasiado su libertad y una relación lo hacia sentir como el oso de Morris encerrado con ganas de volver al bosquey sin esperanzas…
Después de estos desaciertos la doncella se volvió mucho más cuidadosa, ya las armaduras no le parecían relucientes y ante la mínima semejanza huía despavorida.
Un día como cualquier otro llego un príncipe valiente, que había curado sus heridas pasadas, que era capaz de renunciar a todo y que solo tenía ojos para la doncella a quien amaba más que a nadie y se quedo para cuidarla para siempre…
La doncella cedió ante los encantos y caballerosidad de este principe , descubrió que valió la pena esperar y entendió que los demás príncipes solo eran ensayos , que cada uno dejo una lección en vez de una marca en el corazón, porque ayudaron a agudizar su visión y cuando las armaduras ya no le parecían tan brillantes pudo entrever y descrubrir a su caballero valiente que brillaba por si solo sin necesidad de lustrar tanto su armadura..
Moraleja cuando te canses de besar sapos que simulan ser príncipes encontraras al verdadero príncipe, esto no obsta a que algún día se transforme en sapo pero para esa altura ya serás reina y pedirás el divorcio, pero como lo dije anteriormente esto forma parte de otros cuentos ….
miércoles, 9 de septiembre de 2009
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